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Rob_Ben_Gebler
Lo mejor, los comentarios de los "buenistas" y la psicólogo "woke":

"¿El caco es un indigente negro? ¡No juzguemos tan rápido...!"

media
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lectorcritico
#1 Yo no se si estaba despierto, no se le ve reaccionar hasta que el samaritano le toca. Aunque la intencion sea buena, si te sorprenden tocadote cuando duermes en la calle, es facil que te sobresaltes sin saber si te estan atacando.
Me parece que lo normal, si alguien esta durmiendo en la calle es hacer notar tu presencia antes de acertarte y tocarlo.
No se vea ninguna reaccion hasta que lo tocan. Si estuviese despierto es raro que no se moviese al acercarsele alguien.
Parece que lo va a arropar como si fuese un niño en casa que hay confianza para que te tapen sin sospechar nada. Pero en un mendigo es diferente, en parte porque son muy vulnerables, aveces por agresiones totalmente gratuitas.

Si pones una chaqueta encima a una persona cualquiera que parezca que tiene frio, tambien se va a sobresaltar.

Por otra parte, sorprende la rapidez para contratacar y robarle la cartera. No sé si pensaba que estaba robando a un atacante, penso en aprovecharse de un buenazo.

Hace bastante pienso que los delitos a personas que intentan ayudar deberian agravarse.
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Rob_Ben_Gebler
#2
#2

Correcto.

Además, estoy de acuerdo en que, en todos los casos, se aplique el “no juzguemos tan rápido", pero sin diferenciar según quien hace o contra quién se hace la denuncia

Lo que me hace gracia es que el "no juzguemos tan rápido" nunca se aplique cuando se denuncia, por ejemplo, una agresión de un hombre a una mujer; o si, en los mismos EEUU, se denuncia brutalidad policial.

Este caso, en concreto, me ha recordado un comentario de un Meneante que explicaba que un día, al entrar con su esposa a un cajero automático, un indigente que dormía en el cajero se despertó por el ruido (no lo despertaron ellos) y les sacó tremendo cuchillo jamonero, amenazándoles.

Susto aparte, la cosa acabó bien, pues el Meneante contaba que razonó con el mendigo, le explicó que sólo venían a sacar dinero, que no eran ninguna amenaza para él, y el indigente acabó guardando el cuchillo.

Y me hace gracia este hecho porque el bueno del Meneante no se limitaba a poner el suceso como ejemplo de que, en ocasiones, las apariencias engañan. Lo que hacía es exponer el caso como una prueba casi axiomática de que es lógico y admisible que, en un lugar donde vas a sacar dinero duerma una persona (a quien sueles dar la espalda); que, en muchas ocasiones, es un alcohólico con una mente desestructurada, armado con un cuchillo jamonero. Y eso por no hablar de que esa persona es absolutamente ajena a la estructura bancaria, ni de los problemas de higiene (parásitos, mal olor, falta de controles epidémicos, etc)

Por supuesto, cuando alguien dijo que “yo no tengo por qué manejar dinero con un desconocido a mis espaldas armado con un machete” le cayeron todos los apelativos de “aporofóbico, clasista, racista, etc” del diccionario meneante
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