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Sigue:Gracias a sus enormes ojos, el doble que los normales, y asus orejas puntiagudas, que utiliza a modo de antenas, el pequeño es capaz de ver a kilómetros de distancia, incluso en la más absoluta oscuridad. "Parece ser que el niño forma parte de una raza milenaria que vive en las profundidades", aventura el científico.

"Después de analizarlo, mi tesis es que esta extraña raza ha desarrollado sus sentidos de un modo paralelo al de los murciélagos, lo que les permite vivir en condiciones muy hostiles. Allí abajo hace mucho frío y hay una gran humedad", explica el especialista.

Uno de los detalles que más ha llamado la atención de los estudiosos es la absoluta falta de higiene que presentaba la criatura. "Por lo visto, la limpieza no está de moda entre los miembros de esta insólita raza", explica, no sin cierta sorna, el científico."El niño estaba muy sucio y hemos podido comprobar que no se ha lavado nunca los dientes", asegura.

El descubrimiento de este niño murciélago tuvo lugar hace aproximadamente un mes en los Picos de Europa. Un grupo de ocho jóvenes excursionistas asturianos dieron con él de una forma casual.

"Por lo que nos contaron, estaba solo, aunque todos los indicios señalan que hay muchos más como el en las profundidades" afirma el científico. "Al parecer los chicos pasaban ante una cueva cuando escucharon un grito estridente. Se acercaron al agujero y descubrieron al pequeño. Éste parecía muy asustado, seguramente por culpa de la intensa luz del día", explica ell estudioso.

Los excursionistas lo taparon con una manta y lo llevaron a la comisaría, ya que, en un primer momento pensaron que se trataba de un extraterrestre. "Según nos contaron los muchachos, la criatura no quería entrar en el coche y se revolvió como un loco. Sólo entre todos consiguieron introducirlo en el vehículo. Luego como los policías no sabían qué hacer, nos lo enviaron al laboratorio para que nos hiciéramos cargo de él".

El pequeño, al que han puesto Mauricio de nombre, está aún bajo observación, aunque se encuentra mucho más relajado. "La verdad es que al principio dio muchos problemas, sobre todo para alimentarlo. Pero, afortunadamente han descubierto que, además de los insectos, difíciles de encontrar, a Mauricio también le gustan los caracoles. De momento es todo lo que se ha podido saber de él", explica el científico.
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