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#2 Estos documentos contienen dos exigencias rusas clave anunciadas por Vladimir Putin: no ampliar la OTAN, principalmente a expensas de Ucrania, y negarse a desplegar armas y fuerzas cerca de las fronteras de Rusia. Moscú también quiere más: que la OTAN deje de cooperar militarmente con los países postsoviéticos y retire sus fuerzas a sus posiciones de 1997; que Estados Unidos retire sus armas nucleares de Europa; y que Rusia deje de interferir en sus asuntos internos. Pero aunque los diplomáticos rusos dicen que los documentos presentados están "fuera del menú" y deben ser considerados en su conjunto, son las dos primeras demandas las que son señaladas por los funcionarios rusos como clave.

En contra de la práctica diplomática habitual, ambos borradores se pusieron a disposición del público tan pronto como se enviaron a los destinatarios. Con una advertencia: Moscú necesita una respuesta "inmediata", de lo contrario tendrá que resolver el asunto de otra manera. No se dijo directamente en qué sentido, pero la formulación presentada por los funcionarios estaba claramente dirigida a subrayar la actitud decidida de Moscú: "una alternativa técnico-militar", "restablecimiento del equilibrio militar", "creación de contraataques de la OTAN donde no se esperan". "La respuesta podría ser muy diferente. Depende de las propuestas que me hagan nuestros expertos militares", dijo al respecto el propio Vladimir Putin.

La combinación de "diplomacia más intimidación" ha sido finalmente exitosa. Al menos en la primera etapa.

Aunque muchos en la OTAN, después de conocer los documentos presentados por Rusia, y -como informaron los medios de comunicación occidentales- hicieron girar sus pulgares, no los rechazaron de plano. Joe Biden fue el primero en anunciar públicamente su disposición a debatir sobre las preocupaciones rusas. Anunció un formato que le vendría bien a Moscú: cinco países líderes de la OTAN (los propios Estados Unidos y, presumiblemente, Gran Bretaña, Alemania, Italia y Francia) y Rusia. Sin embargo, otros miembros de la Alianza del Atlántico Norte reaccionaron airadamente, principalmente los de Europa del Este, así como Ucrania, que insiste en que su destino no debe decidirse sin su participación.

Por ello, Washington propuso debatir el tema en tres formatos a la vez. Bilateral ruso-estadounidense (las primeras consultas están previstas para los días 9 y 10 de enero de 2022 en Ginebra). En el Consejo OTAN-Rusia (reunión prevista para el 12 de enero). Y en el marco de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (reunión que se celebrará el 13 de enero).

Los presidentes Vladimir Putin y Joe Biden discutieron la agenda de las próximas consultas en una conversación telefónica a última hora de la tarde del 30 de diciembre. La conversación fue iniciada por la parte rusa y duró casi una hora.

Lo más importante para Moscú es la vía bilateral con Washington. Las autoridades rusas están convencidas de que si se ponen de acuerdo con Estados Unidos, sus aliados y socios se adaptarán. Moscú considera las consultas en el seno del Consejo OTAN-Rusia y de la OSCE como un homenaje de Estados Unidos a sus compromisos transatlánticos, pero no espera ningún resultado de ellas, sino que ve en ellas el peligro de "silenciar" la cuestión.

El Consejo OTAN-Rusia no se reunió durante un año y medio, en gran medida porque las autoridades rusas no vieron ningún deseo por parte de los socios occidentales de discutir sus propuestas en el ámbito de la seguridad en Europa y no quisieron escuchar las quejas de la alianza sobre Ucrania una vez más.
Fyodor Lukyanov sobre el enfrentamiento entre Rusia y Occidente
Fyodor Lukyanov sobre la confrontación entre Rusia y Occidente

En la OSCE, la situación de los resultados prácticos es aún peor: en los últimos 20 años, las sesiones ministeriales terminaron sin una declaración política conjunta porque 57 países no lograron llegar a formulaciones de compromiso en cuestiones de política exterior. Es poco probable que los participantes de la OSCE se muestren más dispuestos a llegar a un acuerdo en el caso de las propuestas rusas, que son muy delicadas.

En esta situación, Moscú apuesta por Washington y por el presidente Joe Biden personalmente. Los funcionarios estadounidenses ya han calificado de "útiles" algunas de las propuestas rusas, pero otras son "inaceptables". Sin embargo, aún no está claro qué demandas de Moscú entran en cada categoría. No hay garantías de que las partes puedan encontrar una solución generalmente aceptable para que la OTAN no se expanda (al menos a costa de Ucrania) y no despliegue armas y fuerzas cerca de la frontera rusa. Mientras tanto, Estados Unidos y sus aliados se preparan para presentar su propia lista de quejas a Rusia en las conversaciones de enero, y es poco probable que sea breve.

Esto significa que no se puede descartar una escalada del conflicto. Los funcionarios rusos no se cansan de reiterar que Rusia no va a invadir nada. Al mismo tiempo, dejan claro que no dejarán sin respuesta una posible ofensiva de las fuerzas armadas ucranianas en Donbass o provocaciones contra los civiles de las repúblicas no reconocidas de Donetsk y Luhansk. Los interlocutores de Kommersant en las agencias gubernamentales rusas dicen que se han discutido todo tipo de ideas, incluyendo, por ejemplo, el reconocimiento de la independencia de estas entidades con el despliegue oficial de las fuerzas armadas rusas en ellas. Al mismo tiempo, se discuten ideas más radicales a puerta cerrada.

Elena Chernenko, Vladimir Solovyov
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