Quiero añadir algo aquí:
Siempre he sido muy reacio al juego. Es algo que me inculcó mi padre de pequeño... curiosamente lo hizo porque mis hermanos y yo le insistimos en jugar a una tragaperras y nos quiso hacer una demostración de que nunca tocaba echando una moneda... y ganó. Y entonces vino lo que me impulsó a rechazarlo: mi padre empezó a echar más monedas. El mismo padre que dos segundos antes nos decía que era un timo. El camarero de la barra le dijo: no eche más, que ya no va a volver a tocarle, y entonces mi padre pareció despertar del encanto y dejó de echar monedas.

Pues hace unos años dejé incluso de jugar a la loteria de navidad. Es el juego más inocente de todos, porque solo se juega una vez al año, y es casi más un acto social que una actividad de juego. Dejé de jugar porque lo pensé friamente y me di cuenta de que estaba tirando el dinero, y empecé a contar todas las veces que me ofrecian y que antes hubiera comprado, y luego me interesaba por saber si esos números habían tocado. Siempre tocaba alguna pedrea o incluso un premio menor, pero en la suma total, no hubo un solo año en el que no hubiera perdido dinero.

Pero ¿y si toca? Si toca probablemente habría sido peor, porque entonces se habría instalado en mi mente la idea de que con ese juego se podía ganar dinero, y probablmente me habría dedicado a gastar más dinero en lotería, ya no solo sería la de navidad. Seguro.

Y eso me lleva a que empecé a rechazar que mis hijos vendieran lotería de Navidad. Y hablando con ellos, se dieron cuenta de que en cierto modo estaban "obligando" a sus abuelos a participar en un engaño, y ellos se concienciaron de que no era bueno hacerlo. Normalmente dono el dinero equivalente a si hubiera vendido los boletos, pero aun así la gente me ve como a un bicho raro y no reciben muy bien mi negativa (y ahora la de mis hijos) a vender loteria.

Mi reflexión es ¿es positivo introducir a los niños en el juego a través de la venta de participaciones? ¿merece la pena?

No juguéis a juegos de azar, y si jugáis, espero que tengáis mucha suerte. Es decir: espero que perdáis.