Yo como niña lo tenía claro, "uniforme por encima de mi cadáver". Y lo debí de decir con cara de muy malas pulgas, porque no se atrevieron a contravenirme (ojo, que lo decía por el frio en invierno, jeje).
Y ahora resulta que la igualdad no era ponerte lo que te de la gana sin diferencia por género, sino que obliguen a los demás a tragar lo que nadie debería tragar. Ni por un día, ni por una hora, ni medio segundo: ¿quién es nadie para obligarme a ponerme algo que me hace sentir incómoda? En fin, mis dieses para la lógica de "si lo tragué yo que lo traguen otros". Habría que ver qué opinan en el mismo cole si una chica prefiriera llevar el uniforme de los pantalones en vez del de la falda durante todo el curso (que no se dice en el artículo).