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Rob_Ben_Gebler
Mientras el cine sea visto como una plataforma política, en lugar de como cultura, que pueda ser seguido sin problemas por todos los ciudadanos sin ser ofendidos en sus opiniones... mal iremos.

El otro día me bloqueó en Twitter Juan Naranjo (alias "Juanito Libritos"), aquel profesor de un instituto de Torremolinos que se hizo viral por un hilo suyo en el que declaraba (sin complejos) seguir por redes sociales a alumnos y exalumnos suyos, y les llamaba descerebrados y trogloditas por votar a VOX. En cambio, según él, sus alumnos habían sido comprensivos con él y habían aceptado (incluso los "descerebrados") que se manifestase "abiertamente gay" en sus clases (¿qué quiere decir eso? ¿que se saca la chorra en clase? ¿Que se vanagloria de sus conquistas sexuales?). Él, sin embargo, decía con displicencia que había observado "catalanofobia" y "" actitud contra la inmigración" en ellos (y eso, decía el profesor, es negativo; pero no lo es cuando él mismo "denuncia" en sus alumnos "apego por la bandera de España" o " el fútbol, los toros, las tradiciones españolas"). Parece que senyera = respetable, rojigualda = troglodita y censurable.

En fin, que la actitud de supremacía moral de la izquierda - por la cual exhibir en una gala de cine un símbolo político de "antifascismo" es bueno, tolerable y ovacionable (aunque dentro del antifascismo haya habido grandes héroes y grandes criminales); pero defender por ejemplo la bandera española sería un crimen deleznable - es la causa (y no la respuesta) del creciente desapego de gran parte de la sociedad española que cada vez siente más desprecio por personajes como AlmoTrepa o Leticia Trolera
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macarty
#2 Papá estado es el mecenas. Otra cosa es que se haga buen cine, o que tenga sentido lo que hacen; tal cual está montado el sistema es una plataforma para hacer política, y que se sustenta por mamandurias.

Y por supuesto, eso se refleja en la masiva audiencia.
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