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Rob_Ben_Gebler
NOTAS

1.- Con mucha frecuencia, Holmes se niega a desvelar sus avances en el caso “mientras no estén confirmados”. Asimismo, en contra de las críticas de Lestrade y los “sabuesos” de Scotland Yard, que le llaman “teorizante” (sobre todo en los primeros relatos) no construye explicaciones a los casos hasta que no haya pruebas que las apoyen.

2.- Durante las Guerras Carlistas, los liberales denominaron “facciosos” a los carlistas, como término despectivo. La palabra viene del latín “factiosus”, perteneciente a una facción, pero se tomó como insulto peyorativo contra los seguidores del primer pretendiente Carlos María Isidro de Borbón (“Carlos V”) y de sus descendientes. Terminó designando a las partidas rebeldes e irreductibles, sobre todo si eran reaccionarias y partidarias del Antiguo Régimen. En realidad, no tiene que ver con el término “fascistas” (que proviene de “fasces”, “haz” o "Manojo”) pero, hoy, seguro que este personaje diría “fascistas” a todas horas.

3.- Aunque los encendedores de Döbereiner existían desde 1823, y por supuesto las lámparas de gas eran lo suficientemente seguras como para llevarlas en exploración, ninguno de estos artilugios se prestaban a una misión tan peligrosa como esta. Las lámparas eléctricas portátiles tampoco estaban disponibles. De modo que Holmes usó sus fósforos (encendiéndolos muy brevemente) y su excelente visión en la oscuridad.

4.- Holmes me explicó luego que debía decidir entre abrir los archivadores con sus ganzúas -cosa que no costaría mucho pero que prometía un largo y tedioso escrutinio de documentos- o buscar y abrir una caja fuerte, siempre asunto aventurado y con pocas probabilidades de éxito -porque, probablemente, los documentos importantes no se guardarían allí-; así que al final se decidió por los archivadores.
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